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La actuación tiene lugar en una vivienda que ocupa toda la planta baja de un edificio de 1965.

En su origen, la vivienda contaba con una distribución obsoleta.

Su acceso se realizaba a través de un hall sin iluminación natural que daba acceso a un pasillo desde el que se accedía a las distintas estancias, muchas de ellas comunicadas entre sí de forma directa.

Los clientes optaron por dejar dormitorios y salón diáfanos, para que sus futuros inquilinos pudieran decorar la vivienda a su gusto e invertir en los puntos que fuesen aportar mejoras de confort y consumo energético.

Atendiendo a estas premisas, se plantea una nueva distribución, otorgando a la vivienda un carácter libre, desahogado y confortable.

Con este objetivo se incorpora el hall al salón, siendo éste el espacio que articula  los usos del nuevo hogar, dando cabida a tres dormitorios independientes al mismo tiempo que se abre hacia la cocina y el baño.